Lo primero que necesitamos recordar es que los dientes no son huesos. Están formados por diferentes tejidos mineralizados, como el esmalte dental, pero no son huesos.

La dureza del esmalte dental es comparable a la de un diamante, sin embargo se trata también de un tejido sumamente frágil.

Te estarás preguntando: ¿Cómo es posible? Piensa en un jarrón de porcelana. Es un jarrón duro, pero a la misma vez frágil de romper. Pues esto mismo ocurre con el esmalte de los dientes.

El esmalte dental es el tejido más duro del cuerpo humano porque está compuesto fundamentalmente por hidroxiapatita que el mineral más fuerte que tenemos en el cuerpo y también está presente en los huesos pero no se recupera, es decir si sufre una rotura o se desgasta no se regenera, no crece.

Por eso es muy importante la higiene diaria bucodental. Con ella se consigue que el esmalte dental no pierda su resistencia, y además se beneficia a la salud en general.

El esmalte es la capa más externa de las piezas dentales y cubre lo que se denomina corona. Se encuentra localizado justo encima de la dentina. El espesor del esmalte varía dependiendo de cada persona, aunque suele estar entre los 2 y 3 milímetros. ¿Y sabías que no tiene color?… Es traslúcido. El color blanco de los dientes se debe a la dentina, que se trasluce a través del esmalte.

Acude al dentista al menos dos veces al año es la mejor forma de prevenir problemas dentales.