Con todo lo que hacemos con los dientes, ¿cómo no se van a manchar? Es imposible que permanezcan eternamente blancos sin nuestra ayuda. Las manchas son una amenaza constante para los dientes y pueden surgir por muchas causas.

Los dientes se pueden manchar desde el interior por los siguientes motivos:

• Con los años, el esmalte que cubre los dientes se desgasta y deja ver el color amarillo natural de la dentina, la capa que se encuentra debajo.
• Los dientes tienen que ver mucho con tus genes. Si tu familia tiene dientes amarillos, es muy probable que los tuyos sean iguales.
• Algunas infecciones dentales que afectan la dentina o la pulpa (el centro del diente), haciendo que los dientes cambien de color.
• Algunos tratamientos médicos pueden manchar los dientes, como las radiaciones y la quimioterapia.
• El exceso de flúor en el agua o en los implementos de aseo bucal que usas regularmente, puede decolorar o manchar los dientes a largo plazo.
• Cuando recibes un golpe en uno o varios dientes, la pulpa y la dentina podrían dejar de recibir suficiente sangre y oxígeno, haciendo que el diente se oscurezca.

Cuando los dientes se manchan por causas internas, muchas veces no se puede evitar. Afortunadamente, no son las causas más comunes.

Los dientes también pueden mancharse externamente, estas causas generalmente son las más frecuentes y se pueden evitar y prevenir:

• Mucho de lo que comemos o bebemos tiene componentes que pueden manchar fácilmente nuestros dientes. Entre las bebidas, las que más manchan son las oscuras como el café, el té, el vino tinto, y los refrescos o sodas negras. Y entre los alimentos, algunos vegetales y frutas como las papas y las manzanas.
• Cuando se fuma, el alquitrán que se encuentra en los cigarrillos produce una mancha amarilla en los dientes y en los dedos. A largo plazo, además puede causar problemas en las encías haciendo que se vean negras y hasta puede provocar la caída de los dientes.
• Si no te cepillas bien y frecuentemente, ni usas hilo dental regularmente, los residuos de ciertos alimentos y bebidas que se adhieren fácilmente a los dientes terminarán manchándolos.

El cuidar tus dientes cuando todavía están blancos es más fácil y económico. Así podrás sonreír sin vergüenza ni remordimiento.

¡Visita a tu dentista cada 6 meses y realízate una limpieza preventiva!